¡ALERTA! Debemos cuidar nuestra privacidad

A lo largo de este año, hemos podido leer y escuchar muchas noticias relacionadas con las nuevas tecnologías y con el terrorismo internacional. Aclaro: lo uno no tiene nada que ver con lo otro, salvo en lo que procuraré explicar.

En nuestro día a día, la tecnología tiene un «peso» cada vez más importante. No hace muchos años «aparecieron» los primeros teléfonos móviles ¿Quién se acuerda de su primer móvil? Ahora tenemos millones de smartphones circulando por todas partes. Actualmente, la tecnología es muy sofisticada y permite muchas funciones, lo que incluye la «captación» de infinidad de datos personales de los respectivos usuarios. Y todo lo que digo respecto a los teléfonos móviles es aplicable a otros tantos dispositivos.

Hay que tener muy claro lo siguiente: nuestros datos personales, son el nuevo «oro / petróleo» del siglo XXI. En consecuencia, tanto nosotros como los respectivos gobiernos deberíamos tomar «cartas» en este asunto tan importante y establecer ciertos principios en defensa de nuestra privacidad / intimidad.

Debo recordar que la intimidad / privacidad está reconocida como un derecho fundamental en multitud de textos internacionales como por ejemplo el Convenio Europeo de Derechos Humanos y también en la Constitución española. Ergo, a ¿qué esperamos para hacer efectivo ese derecho y «cuidarlo» como se merece?

Por otro lado, también hemos visto muchas noticias relacionadas con el terrorismo internacional. Con todo esto, los estados han procedido a dar primacía a la seguridad frente a la privacidad / intimidad de sus ciudadanos. Un claro ejemplo de esa nueva «actitud», lo es la «Patriot Act» en EEUU y los cambios anunciados en la Constitución francesa, por el actual presidente Hollande. Resumidamente, los estados han «ampliado» sus capacidades para captar nuestros datos sin permiso y sin ser preceptiva (en ciertos casos) la autorización judicial.

Con todo esto quiero significar lo siguiente:

  1. No hay seguridad sin intimidad / privacidad y al revés. No hay un «contradicción» entre la seguridad y la privacidad sino una «comunión» de intereses.
  2. La intimidad / privacidad es un derecho fundamental.
  3. Los estados deben proteger la privacidad con el equilibrio preciso.
  4. Las nuevas tecnologías son esenciales, pero deben garantizar ese derecho a la intimidad.
  5. Finalmente, las normas deben adaptarse y «responder» a las necesidades sociales. Hay que actualizar las normas para asegurar el cuidado efectivo de nuestra privacidad.

En definitiva, debe garantizarse un «espacio» de privacidad para el ciudadano, sin perjuicio de la necesaria «correlación» con el resto de derechos fundamentales, la seguridad y la innovación tecnológica.

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